
Mi amigo el Arqueólogo Doctor Manuel Huanqui Hurtado, además Abogado
especializado en Patrimonio Cultural y Periodista, es autor del libro “Hablan mil momias después de mil años” (Primera
Edición 2009, Centro de Ediciones UNSA – Universidad Nacional de San Agustín).
En dicho texto, los Editores hacen una trágica revelación “Existe un elevado
porcentaje de la población de nuestro país, que no acceden voluntariamente a la
lectura, y lo inadmisible es que no están ubicados en el tiempo y en el espacio
que les compete” (pág. 11), luego dicen “La historia considerada como una
narración de hechos que ocurrieron en
nuestra América, está plagada de falsas y antojadizas interpretaciones”
(pág. 11); y debido a los descubrimientos del pasado de nuestros pueblos por la Arqueología , nos dicen
“al Perú se lo ha ungido, como el epicentro de la cultura universal” (pág. 11).
Acto seguido esbozan la tesis del libro
“la falta de comunicación” entre los hispanos conquistadores e invasores, y los
aborígenes quiénes se comunicaban e informaban mediante “el ícono, concebido
magistralmente por nuestras etnias, que ostentaban singular sinergia de color,
línea, proporción, disposición, y burdamente fue suplantado por la palabra, con
vocales y consonantes, trauma que aún soportamos con las consecuencias ya
conocidas” (pág. 12). Finalmente, dejan traslucir el propósito del libro “que
interpretando nuestro pasado con rigurosidad científica, sea para rescatar
nuestra identidad y cosmovisión, tan venida a menos en nuestros tiempos” (pág.
12). A, lo que el autor dice: “las dos versiones de la historia de nuestra
América de los últimos quinientos años, una: la versión tradicional, la
paternalista, la digitada por los historiadores occidentalistas, y la otra, la
que recién está siendo rescatada de pukaras, cementerios y apachetas
precolombinas, donde los muertos reposaban en estos ambientes sagrados y que
con increíble celo y hermetismo guardaron por siglos el secreto de sus vidas, y
consecuentemente su verdadera historia” (pág. 17).
Antecedentes de la Prehistoria de
Arequipa.-
Estos “se remontan a más de 10,000 años de antigüedad” (pág. 43),
también nos da cuenta “ya se tienen codificados, todos los símbolos, signos,
íconos, grafías, trazos, figuras, de todas las culturas conocidas y que por su
disposición, orientación, y proporción definen el mensaje, algunos de estos aún
no descifrados, porque esa comunicación gráfica, sumado al equilibrio cromático
que ostenta, encierra todo el mensaje de su cosmovisión, que es más contundente
y preciso, del que actualmente nos valemos para comunicarnos” (pág. 44). Por
tal motivo “el mundo moderno del siglo XXI está retornando a esta forma de
comunicación, o sea a la simbólica, iconográfica, plena de color, etc., que
tiene una mejor cobertura y mayor contundencia” (pág. 45).
Extinción ¿por destrucción ecológica o por
destrucción bélica?
Nuestro citado Arqueólogo nos revela que los grupos étnicos no se han
extinguido por acciones de guerra, como algunos estudiosos han explicado, sino
por los cambios climatológicos –estamos viviendo el efecto invernadero-
“también por la incontrolable depredación y caza desmedida de algunos
especimenes, incluido el hombre y por las grandes epidemias o pestes, que desde
hace siglos azotaron a la humanidad” (pág. 46); recordemos la aparición de la
gripe Nh1, ahora la enfermedad del zika. Otra afirmación motivo de orgullo es
que, teniendo en consideración a la Cultura
Caral , la ciudad más antigua de América (2600 – 2000 años
A.C.), con más de 5000 años de historia, nos hace concluir que la Cultura Andina “no nació con la
guerra”, sino a las adecuadas condiciones ecológicas, la que definió su
migración o permanencia “porque cuando se rompían los equilibrios ecológicos
donde vivía un asentamiento humano, había que migrar a otro que le brinde los
recursos necesarios, es por ello que en el Perú hay mas de 70,000 sitios con
trascendencia arqueológica” (pág. 47). De ahí que “el arqueólogo es el notario
del pasado” (pág. 51); siendo “el Perú país rico en evidencias materiales (restos
arqueológicos), pero, poco estudiado” (pág. 63).
Dieta, utensilios y salud.-
Al estudiar las mil tumbas y analizar “las piezas dentales, que en su
configuración guardan las distancias concebidas por el reloj biológico y están
dispuestas debidamente, como consecuencia de su dieta equilibrada, que les
prodigaron en proporción dosificada y sincronizada en las diferentes etapas de
la vida de la persona, en especial la niñez, que demuestra un desarrollo
normal. Lo manifestado está plenamente comprobado con radiografías, además se
constata ínfima incidencia de caries dental, resultado de la calidad de
alimentos que se servían, con alto porcentaje vitamínico” (págs. 81 y 82). Ello
nos lleva a deducir que, en la Cultura
Andina , no hubo hambruna, desnutrición infantil, tampoco
comida chatarra; la población gozaba de buena salud, por su buena alimentación,
en consecuencia debemos nacionalizar la alimentación y hacerla a base de
productos andinos (papa, quinua, kiwicha, maca, carne de alpaca, maíz, olluco,
tarwi, y otros). El estudio de los tazones, ollas y recipientes de chicha,
encontrados e investigados, concluyen lo siguiente: estaban hecho de un
material que no producía enfermedades gastrointestinales, tenían un volumen
requerido para el adecuado consumo de calorías y de un grosor que conservaba el
calor de los alimentos. “La uniformidad del volumen de las ollas, …, muy
sutilmente nos sugiere, que la unidad familiar en el mundo antiguo de Arequipa,
era de cinco miembros, esto era el reflejo de la capacidad de que contenía y
que era cinco tazones” (pág. 90). En Arequipa existe un restaurant de mi amigo
Walter Bustamante, donde prepara comidas
con la técnica de cocinado y utensilios, de hace 10,000 años; por ser de
Mollendo me sirvió un cebiche sin cebolla ni limón (productos foráneos) en su
lugar estaba el maracuya y el cochayuyo (frutos autóctonos).
Planificación demográfica agrícola.-
“El aumento poblacional estaba en proporción directa a la habilitación
de nuevos horizontes de la frontera agrícola” (pág. 95); donde la Población
Económicamente Activa – PEA, estaba plenamente ocupada, no
había subempleo ni desempleo, dedicándose a la agricultura, de ahí el culto a la Pacha Mama. “Lograron codificar
los ciclos, épocas, temporadas de aguas abundantes, tenían simbolizada esta
periodicidad de la riqueza hídrica y codificados los factores que determinaban
el advenimiento de sequías y estaban preparados para encararlos” (pág. 96). El Estado Andino, fue planificador, eficiente y
creativo; conoció y dominó su realidad; no importaron doctrinas, modelos,
planes, ni programas del extranjero. Los crearon conforme a su
espacio-tiempo-histórico.
Por una Indoamérica democrática, moderna, y justa.-
Redescubramos nuestro pasado, revaloremos nuestra Cultura Andina –sin
fundamentalismos ni prejuicios-, aprovechemos los avances de la ciencia y
tecnología, como los principios políticos y económicos de libertad y
solidaridad; redescubramos nuestra peculiar realidad, enfrentemos el futuro
creativamente. Y hagamos práctica la moral incaica: AMA SUA = NO SEAS LADRÓN;
AMA LLULLA = NO SEAS MENTIROSO; Y AMA QUELLA = NO SEAS OCIOSO.
Beto Lajo
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