miércoles, 21 de octubre de 2015

Estado de la sanidad pública


LOS PACIENTES SIN SALUD

En nuestra ciudad de Arequipa, lamentablemente se observa clamorosas desigualdades en el servicio de salud. Los asegurados (trabajadores dependientes de los sectores público y privado), tienen los Hospitales del Seguro Social (EsSalud): Metropolitano, Yanahuara, Edmundo Escomel y el Nacional, para hacerse atender en su salud.

La clase media económicamente acomodada, pueden hacerse ver médicamente hablando en los nosocomios particulares, como las Clínicas Arequipa, Valle Sur, San Miguel, Monte Carmelo, etc. La clase media no acomodada, aún precaria, tienen la posibilidad de acudir, a los conocidos policlínicos de Espíritu Santo, Daniel Alcides Carreón, Jesús María y otros.

Los sectores populares, de los niveles socioeconómicos D y E, donde están los modestos trabajadores independientes, ambulantes, los que no tienen trabajo, ancianos sin pensión, los que no tienen ningún tipo de seguro de salud (ni laboral ni particular); para hacerse atender, cuentan con los Puestos y Centros de Salud, donde no hay médicos, y los Hospitales Públicos: Goyeneche y el Honorio Delgado, del Ministerio de Salud.

Pero, qué pasa con los Hospitales Goyeneche y Honorio Delgado, están en mal estado, sus equipos son obsoletos y están malogrados, sus infraestructuras son vetustas, tienen una existencia de varias décadas, no se conoce de renovación física seria, y si cuentan con equipos modernos, carecen de operadores idóneos para su manejo, hay déficit de personal. Lo raro, los pacientes más tiempo pasan en las ventanillas (por los trámites burocráticos) que en los consultorios, debería ser a la inversa.

Lo más grave, es que los pacientes pobres, para hacerse atender en alguno de estos hospitales públicos, tienen que madrugar y hacer cola desde las tres y cuatro de la mañana, aparte de ello, tienen que tener la suerte de alcanzar cupo (hay 20 cupos por especialidad), es decir, si una paciente necesita de atención en Ginecología, y es el número 21, ya no alcanza cupo, debiendo regresar otro día, otra madrugada y otra cola.

Otra deficiencia de los centros hospitalarios del pueblo, se da cuando es el propio paciente el que tiene que decidir en qué especialidad anotarse; si le duele la cabeza, se inscribirá en Neurología; si tiene malestar estomacal, lo hará en Gastroenterología; si tiene un mal de huesos, escogerá Traumatología; etc. De repente, no es la especialidad indicada, qué tal, requiere de la atención de especialidad diferente a la seleccionada, tendrá que venir otro día, otra cola, y ojala halle cupo.

Sugerimos, debería haber médicos generales que ausculten a los pacientes, y si requieren de especialistas, derivarlos a donde correspondan. Esta labor previa se puede hacer en los Puestos y Centros de Salud, distribuidos en los Asentamientos Humanos y distritos como en los propios hospitales; consideramos es cuestión, de replantear la gestión de la salud a favor de los pacientes pobres de Arequipa.

Ahora, quién reclama por los pacientes pobres, por qué no hacemos una protesta en contra de las colas indignantes e inhumanas; por qué no organizamos una movilización hacia las Direcciones de los Hospitales, llevándoles un pliego de propuestas, de humanización y dignificación de la atención de los pacientes pobres, demandando la eliminación de las colas; por qué no formamos un Comité Pro Paciente del Pueblo. Si no lo hacen los regidores, consejeros, congresistas, entonces, lo haremos nosotros.


Beto Lajo

Pésimo servicio


PASAJEROS SIN DIGNIDAD?

Desde la década de los noventas, época en que se liberalizó el servicio del transporte urbano de pasajeros, permitiéndose el ingreso masivo de combis (camionetas rurales) a dicha actividad, sin ningún mínimo de regulación ni de requisitos elementales; dándose inicio a una especie de progresiva disminución de la dignidad de los usuarios, hasta convertirse en la actualidad en “pasajeros urbanos sin dignidad”.

Cabe recordar, la avalancha de combis chatarra venidas de Asia al Perú, vehículos con timón a la derecha que, en el Perú, eran cambiados a la izquierda, en talleres improvisados con mecánicos sin la debida formación técnica adecuada; es decir, cambios de timón realizados sin las exigencias de seguridad requeridas.

Ahora se ha llegado a la conclusión: es mejor no cambiar el timón, pues, hace del vehículo un bien riesgoso, por lo que se exige, después de dos décadas, vehículos con timón a la izquierda original, que hacen de los carros más seguros en su uso, más aún cuando transportan a seres humanos.

Pero, no solo eran los cambios de timón hechos sin control de calidad, sino que además, retiraban los asientos de dimensiones apropiadas para la comodidad de los usuarios, a fin, de colocar nuevos asientos empequeñecidos, transgrediendo todas las normas técnicas y físicas, con la finalidad de tener más asientos –de dimensiones inadecuadas- para llevar más pasajeros, por ende, cobrar más y ganar más los propietarios, en desmedro de los usuarios.

No podemos negar los aspectos positivos de la liberalización del transporte urbano, fueron dos: Primero, la ampliación e instalación del servicio a sectores poblacionales carentes del mismo, creándose más y nuevas rutas –las cuales se establecieron sin ningún estudio técnico-, solamente al “ojo de buen cubero” del nuevo empresario transportista.

Segundo, absorbió a la gran masa de trabajadores estatales despedidos de las entidades públicas y empresas del Estado (vía incentivos económicos a las renuncias), las cuales entraron en un proceso de racionalización de personal y privatización, con un brutal programa de retiro de trabajadores, sobre todo de aquéllos calificados de: antiguos, costosos, conflictivos, excedentes, etc.

Volviendo a los “pasajeros urbanos sin dignidad”, en que nos hemos convertido la gran mayoría, gracias a las combis chatarras, con timón cambiado y asientos empequeñecidos; a lo cual se agrega, el acelerado envejecimiento del parque automotor urbano, ya sea por el transcurso del tiempo, por la mala costumbre de no hacer mantenimiento a los equipos automotores, y por la no presencia del concepto de renovación de máquina.

Y es que en esta Reforma del Transporte Urbano del libre mercado fujimorista –al igual que la Reforma Agraria estatista velasquista-, a los empresarios combis, no se les preparó, formó ni capacitó empresarialmente, de ahí, que no les interesa brindar un buen servicio, sino, el sobrevivir a como dé lugar, sin interesar la dignidad, comodidad, seguridad de los usuarios.

Por otro lado, los usuarios (pasajeros urbanos sin dignidad), en parte somos responsables y culpables, pues, no nos juntamos para analizar ésta problemática del transporte urbano, para hacernos respetar ante los empresarios, y para exigir a las Autoridades Municipales, Regionales y Nacionales competentes, sinceramiento y cumplimiento de las normas vigentes. Constituye un grupo social vulnerable y en riesgo que nadie atiende.

 

 Beto Lajo