PASAJEROS SIN DIGNIDAD?
Desde la década de los noventas, época en que se
liberalizó el servicio del transporte urbano de pasajeros, permitiéndose el
ingreso masivo de combis (camionetas rurales) a dicha actividad, sin ningún
mínimo de regulación ni de requisitos elementales; dándose inicio a una especie
de progresiva disminución de la dignidad de los usuarios, hasta convertirse en
la actualidad en “pasajeros urbanos sin dignidad”.
Cabe recordar, la avalancha de combis chatarra
venidas de Asia al Perú, vehículos con timón a la derecha que, en el Perú, eran
cambiados a la izquierda, en talleres improvisados con mecánicos sin la debida
formación técnica adecuada; es decir, cambios de timón realizados sin las
exigencias de seguridad requeridas.
Ahora se ha llegado a la conclusión: es mejor no
cambiar el timón, pues, hace del vehículo un bien riesgoso, por lo que se
exige, después de dos décadas, vehículos con timón a la izquierda original, que
hacen de los carros más seguros en su uso, más aún cuando transportan a seres
humanos.
Pero, no solo eran los cambios de timón hechos sin
control de calidad, sino que además, retiraban los asientos de dimensiones
apropiadas para la comodidad de los usuarios, a fin, de colocar nuevos asientos
empequeñecidos, transgrediendo todas las normas técnicas y físicas, con la
finalidad de tener más asientos –de dimensiones inadecuadas- para llevar más
pasajeros, por ende, cobrar más y ganar más los propietarios, en desmedro de
los usuarios.
No podemos negar los aspectos positivos de la
liberalización del transporte urbano, fueron dos: Primero, la ampliación e
instalación del servicio a sectores poblacionales carentes del mismo, creándose
más y nuevas rutas –las cuales se establecieron sin ningún estudio técnico-,
solamente al “ojo de buen cubero” del nuevo empresario transportista.
Segundo, absorbió a la gran masa de trabajadores
estatales despedidos de las entidades públicas y empresas del Estado (vía
incentivos económicos a las renuncias), las cuales entraron en un proceso de
racionalización de personal y privatización, con un brutal programa de retiro
de trabajadores, sobre todo de aquéllos calificados de: antiguos, costosos,
conflictivos, excedentes, etc.
Volviendo a los “pasajeros urbanos sin dignidad”,
en que nos hemos convertido la gran mayoría, gracias a las combis chatarras,
con timón cambiado y asientos empequeñecidos; a lo cual se agrega, el acelerado
envejecimiento del parque automotor urbano, ya sea por el transcurso del
tiempo, por la mala costumbre de no hacer mantenimiento a los equipos
automotores, y por la no presencia del concepto de renovación de máquina.
Y es que en esta Reforma del Transporte Urbano del
libre mercado fujimorista –al igual que la Reforma Agraria estatista
velasquista-, a los empresarios combis, no se les preparó, formó ni capacitó
empresarialmente, de ahí, que no les interesa brindar un buen servicio, sino,
el sobrevivir a como dé lugar, sin interesar la dignidad, comodidad, seguridad
de los usuarios.
Por otro lado, los usuarios (pasajeros urbanos sin dignidad),
en parte somos responsables y culpables, pues, no nos juntamos para analizar
ésta problemática del transporte urbano, para hacernos respetar ante los
empresarios, y para exigir a las Autoridades Municipales, Regionales y
Nacionales competentes, sinceramiento y cumplimiento de las normas vigentes.
Constituye un grupo social vulnerable y en riesgo que nadie atiende.
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