jueves, 18 de febrero de 2016

José Luis Perales - Una locura




 
 
 
 
 
 
 
 
 
José Luis Perales se niega a reconocerse como un triste, aunque admite que su propia madre llegó a creer que lo era. "¿Triste yo? Pero si soy inmensamente feliz, si soy un cachondo, ¿te cuento chistes?". Desde 1973 suena la voz de Perales en los tocadiscos llorando los desamores, los celos mal reprimidos y la infidelidad conyugal. Y él se empeña: "Pero también le canto al amor maravilloso y lanzo la imagen de los niños, fresca, maravillosa y tierna, que es tan positiva, y defiendo a los adolescentes y les digo que no todo son porros, ni mucho menos, que sigan adelante, que se rebelen contra esa sociedad que les margina. Lo que pasa es que hay cosas en la sociedad que me duelen, como el desamor de la gente o la infidelidad que veo en otros. Eso sí lo canto con cierta tristeza, pero no busco el melodrama ni exploto ese mensaje".
 

 

Ésta es la decimoquinta entrevista de la jornada que concede José Luis Perales. Ha hablado para las emisoras, para la televisión y para todo aquel periodista que ha pedido la vez. Una y otra vez subraya su sencillez, su imagen de anti-estrella, mientras su representante y los de la CBS le llevan y le traen de un micrófono a otro, de un sofá a otro para posar con su esposa. José Luis tiene ya muchas tablas y no ha perdido la sonrisa ni siquiera cuando los fotógrafos le han hecho un plante porque después de comer le han dado la exclusiva de las fotos por su casa a la revista ¡Hola! Alguien comenta que tanto trajín y tanta paciencia con los chicos de la prensa -"sois tan maravillosos todos", dice en la cena- son el precio de la fama. Su precio, los mil millones, es tema que elude fácilmente. "Igual gano dos mil", dice mirando al director de la compañía en España.
José Luis Perales sigue pensando en terminar con todo eso que rompe su vida íntima, cuando acaba de firmar un contrato millonario que le obligaá colaborar en la promoción de sus discos. Y si se le tacha de ingenuo, de defiende: "Soy bastante ingenuo, querida, y me gusta seguir siéndolo".

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