lunes, 18 de enero de 2016

José María Arguedas: el más grande indigenista


 
Coincidimos que es un gran escritor y novelista, también un apasionado investigador y reivindicador de la cultura indígena; yo diría es el fundador del orgullo andino y un fervoroso convencido que el futuro próspero y justiciero del Perú, está en el rescate y desarrollo de la cultura andina y de la sierra.

Alma, corazón y mente indigenista.-

Nació en Andahuaylas, el 18 de enero de 1911, de pequeño quedó huérfano de mamá, estudió primaria en San Juan de Lucanas, Puquio y Abancay, lugares donde su padre ejercía la abogacía; al relacionarse con los niños indígenas, aprendió el quechua con sus costumbres; la secundaria lo hizo en Ica y Huancayo; mayormente, estudió, creció y escudriñó en la sierra, en cuya realidad histórica, cultural y comunal se adentró, acogió y proyectó. Su formación profesional la realizó en la Universidad de San Marcos en Lima, obtuvo los grados de Bachiller y Doctor en Etnología y Arqueología; y se desempeñó como profesor secundario, funcionario de Institutos de Investigación, museos y de organismos del Ministerio de Educación; llegando a ser docente universitario.

El gran pueblo andino.-

En octubre de 1968, obtuvo el premio “Inca Garcilaso de la Vega”, por tal motivo hizo uso de la palabra, dicho discurso está recopilado en “LOS 60 LIBROS QUE TODO PERUANO CULTO DEBE LEER”, editado y publicado por la Revista Caretas (por su sesenta aniversario), Tercera Edición: octubre 2010. Me pregunto ¿los candidatos, a la presidencia y al congreso, lo habrán leído? Ahí, Arguedas, dijo: “La ilusión de juventud del autor parece haber sido realizada. No tuvo más ambición que la de volcar en la corriente de la sabiduría y el arte del Perú criollo el caudal del arte y la sabiduría de un pueblo al que se consideraba degenerado, debilitado o ‘extraño’ e ‘impenetrable’ pero que en realidad, no era sino lo que llega a ser un gran pueblo, oprimido por el desprecio social, la dominación política y la explotación económica en el propio suelo donde realizó hazañas por las que la historia lo consideró como gran pueblo” (pág. 177).

Los muros aislantes de las naciones.-

En el mundo tuvimos el Muro de Berlín que, separó por mucho tiempo, a la Alemania Democrática oriental comunista soviética; de la Alemania Federal occidental, capitalista proestadounidense; no podemos dejar de mencionar a La Muralla China, construida al parecer para protegerse de los enemigos invasores. En la actualidad, se tiene el muro israelí; y el muro fronterizo EE.UU. – México. José M. Arguedas, nos habla de “los muros aislantes” no necesariamente de fierro y cemento, sino, de discriminación y marginación, al respecto nos dice: “Dentro del muro aislante y opresor, el pueblo quechua, bastante arcaizado y defendiéndose con el disimulo, seguía concibiendo ideas, creando cantos y mitos” (pág. 177); acto seguido advierte “Y bien sabemos que los muros aislantes de las naciones no son nunca completamente aislantes” (pág. 177); luego hace una confesión: “A mí me echaron por encima de ese muro, un tiempo, cuando era niño; me lanzaron en esa morada donde la ternura es más intensa que el odio y donde, por eso mismo, el odio no es perturbador sino fuego que impulsa” (págs. 177 – 178).

Perú: país diverso y múltiple.-

Haciendo un deslinde y enfrentando a los fundamentalistas de uno y otro lado, enfáticamente señaló: “Yo no soy un aculturado; yo soy un peruano que orgullosamente, como un demonio feliz habla en cristiano y en indio, en español y en quechua” (pág. 178); agrega “Las dos naciones de las que provenía estaban en conflicto” (pág. 178); finalmente asevera “No, no hay país más diverso, más múltiple en variedad terrena y humana; todos los grados de calor y color, de amor y odio, de urdimbres y sutilezas, de símbolos utilizados e inspiradores” (pág. 178).

“Todas las sangres” y los conflictos mineros.-

Considero su novela “Todas las sangres”, como la obra cumbre donde refleja la realidad del Perú de la década de los 60s. Sin embargo, es urgente volverlo a leer y releer y examinar, porque nos va a ayudar a entender los conflictos sociales –en torno a la minería- que se están dando, en nuestro país, del presente Siglo XXI. Lástima que las municipalidades, no programen actividades culturales de análisis de obras de grandes peruanos, de todos los campos que, nos ayudarían a superar, nuestros problemas.

Beto Lajo
 

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