Coincidimos que es un gran escritor y novelista, también un apasionado
investigador y reivindicador de la cultura indígena; yo diría es el fundador
del orgullo andino y un fervoroso convencido que el futuro próspero y
justiciero del Perú, está en el rescate y desarrollo de la cultura andina y de
la sierra.
Alma, corazón y mente indigenista.-
Nació en Andahuaylas, el 18 de enero de 1911, de pequeño quedó huérfano
de mamá, estudió primaria en San Juan de Lucanas, Puquio y Abancay, lugares
donde su padre ejercía la abogacía; al relacionarse con los niños indígenas,
aprendió el quechua con sus costumbres; la secundaria lo hizo en Ica y
Huancayo; mayormente, estudió, creció y escudriñó en la sierra, en cuya
realidad histórica, cultural y comunal se adentró, acogió y proyectó. Su
formación profesional la realizó en la Universidad de San Marcos en Lima, obtuvo los
grados de Bachiller y Doctor en Etnología y Arqueología; y se desempeñó como
profesor secundario, funcionario de Institutos de Investigación, museos y de
organismos del Ministerio de Educación; llegando a ser docente universitario.
El gran pueblo andino.-
En octubre de 1968, obtuvo el premio “Inca Garcilaso de la Vega ”, por tal motivo hizo
uso de la palabra, dicho discurso está recopilado en “LOS 60 LIBROS QUE TODO
PERUANO CULTO DEBE LEER”, editado y publicado por la Revista Caretas (por su sesenta
aniversario), Tercera Edición: octubre 2010. Me pregunto ¿los candidatos, a la presidencia y al congreso, lo habrán
leído? Ahí, Arguedas, dijo: “La ilusión de juventud del autor parece haber
sido realizada. No tuvo más ambición que la de volcar en la corriente de la
sabiduría y el arte del Perú criollo el caudal del arte y la sabiduría de un
pueblo al que se consideraba degenerado, debilitado o ‘extraño’ e
‘impenetrable’ pero que en realidad, no era sino lo que llega a ser un gran
pueblo, oprimido por el desprecio social, la dominación política y la
explotación económica en el propio suelo donde realizó hazañas por las que la
historia lo consideró como gran pueblo” (pág. 177).
Los muros aislantes de las naciones.-
En el mundo tuvimos el Muro de Berlín que, separó por mucho tiempo, a la Alemania Democrática
oriental comunista soviética; de la Alemania
Federal occidental, capitalista proestadounidense; no podemos
dejar de mencionar a La
Muralla China , construida al parecer para protegerse de los
enemigos invasores. En la actualidad, se tiene el muro israelí; y el muro
fronterizo EE.UU. – México. José M. Arguedas, nos habla de “los muros
aislantes” no necesariamente de fierro y cemento, sino, de discriminación y
marginación, al respecto nos dice: “Dentro del muro aislante y opresor, el
pueblo quechua, bastante arcaizado y defendiéndose con el disimulo, seguía
concibiendo ideas, creando cantos y mitos” (pág. 177); acto seguido advierte “Y
bien sabemos que los muros aislantes de las naciones no son nunca completamente
aislantes” (pág. 177); luego hace una confesión: “A mí me echaron por encima de
ese muro, un tiempo, cuando era niño; me lanzaron en esa morada donde la
ternura es más intensa que el odio y donde, por eso mismo, el odio no es
perturbador sino fuego que impulsa” (págs. 177 – 178).
Perú: país diverso y múltiple.-
Haciendo un deslinde y enfrentando a los fundamentalistas de uno y otro
lado, enfáticamente señaló: “Yo no soy un aculturado; yo soy un peruano que
orgullosamente, como un demonio feliz habla en cristiano y en indio, en español
y en quechua” (pág. 178); agrega “Las dos naciones de las que provenía estaban
en conflicto” (pág. 178); finalmente asevera “No, no hay país más diverso, más
múltiple en variedad terrena y humana; todos los grados de calor y color, de
amor y odio, de urdimbres y sutilezas, de símbolos utilizados e inspiradores”
(pág. 178).
“Todas las sangres” y los conflictos mineros.-
Considero su novela “Todas las sangres”, como la obra cumbre donde
refleja la realidad del Perú de la década de los 60s. Sin embargo, es urgente
volverlo a leer y releer y examinar, porque nos va a ayudar a entender los
conflictos sociales –en torno a la minería- que se están dando, en nuestro
país, del presente Siglo XXI. Lástima que las municipalidades, no programen
actividades culturales de análisis de obras de grandes peruanos, de todos los
campos que, nos ayudarían a superar, nuestros problemas.
Beto Lajo
Beto Lajo
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