domingo, 17 de enero de 2016

Charis Wilson, por EDWARD WESTON



 
"Tuve claro que quería ser fotógrafo desde la primera vez que vi este desnudo de Charis Wilson, modelo, musa y amante de Edward de Weston. Para mí esta foto de una mujer joven posando bajo el sol californiano representaba la fusión entre la fuerza creadora y el deseo de vivir. Era la perfecta promesa de sexo y felicidad para un chaval de 13 años recién llegado de Canarias, que aún trataba de adaptarse a una ciudad de inviernos duros y ambiente crispado, aquel Madrid de la Transición.
Décadas más tarde leí en los diarios de Weston que en los Estados Unidos de los años 30 era ilegal enviar imágenes "pornográficas", es decir, desnudos en los que apareciera el vello púbico, aunque fuera un solo pelo. Por ello el fotógrafo, si vendía una copia, debía, literalmente, mirarlas con lupa antes de meterlas en un sobre y confiar el transporte al servicio postal. En este caso, las copias debían entregarse en mano".

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