Las elecciones presidenciales del 11 de octubre de 1931 (hace 84 años),
fueron un fraude, mediante el cual, arrebataron el triunfo a Haya de la Torre e impidieron el
ascenso al poder del Partido Aprista y burlaron la voluntad ciudadana del
pueblo peruano. Se instaló el Congreso Constituyente y juramentó como
Presidente de la República
el Cmdte. (EP) Luís M. Sánchez Cerro; ello aconteció el 08 de diciembre de
1931.
La fuerza moral de Haya.-
Dicho día, Víctor Raúl se encontraba en Trujillo, fiel a su vocación de
maestro estaba dirigiendo el Seminario de Oradores Apristas, ahí dictaba su
cátedra de Aprismo; haciendo un alto en su habitual labor de formador de
líderes, pronunció una oración política que pasamos a rememorar y reflexionar:
“No es un día triste”.-
Ante la derrota por el fraude, empezó diciendo “Compañeros: Este no es
un día triste para nosotros, es el día inicial de una etapa de prueba para el
Partido. Vamos a probar, una vez más, en el crisol de una realidad dolorosa
quizá, la consistencia de nuestra organización, la fe en nuestras conciencias y
la sagrada perennidad de nuestra causa”.
Recuerdo los comicios generales de 1980, ganó la presidencia el Arq.
Fernando Belaúnde Terry de Acción Popular, los apristas perdimos con nuestro
candidato Armando Villanueva. En la calle Rivero 211, Arequipa (otrora local
partidario), ingresó un compañero con un papel y lo colocó en el Periódico
Mural. Nos acercamos a leerlo, era el discurso del 08 de diciembre, Marco
Verapinto comentó: cada vez que perdamos elecciones, vamos a leer el referido
discurso, lo hizo en tono fraterno y crítico, pues, los contextos fueron
diametralmente distintos. En 1931 hubo un fraude probado y comprobado, en cambio,
en 1980 no hubo fraude, perdimos en buena lid, fue la primera vez que el APRA
sufrió una derrota electoral; con Haya nunca fuimos vencidos, a no ser con el
fraude, el golpe de Estado, el cambiazo anforal o la artera nulidad electoral,
pero, jamás en elecciones normales.
Gobernar no es mandar.-
Elevando la voz profirió “¡No estamos perdidos! … Yo afirmo que estamos
más fuertes que nunca. Porque gobernar no es mandar, no es abusar, no es
convertir el poder en tablado de todas las pasiones inferiores, en instrumento
de venganza, en cadalso de libertades; gobernar es conducir, es educar, es
ejemplarizar, es redimir”.
Esa fue siempre la conducta de Haya: gobernar desde el Partido del
Pueblo, pronunciándose ante los temas, problemas y perspectivas nacionales; educar,
mediante la Universidad Popular
Manuel González Prada, los coloquios, parlamento universitario, escuela de
dirigentes, buró de conjunciones, los villamercedes juveniles, y las
excursiones al campo y al mar; dando ejemplo de acción social auténtica: el
Comedor del Pueblo; la Clínica Odontológica ;
la Fundación Navidad
del Niño del Pueblo, dejando sus libros a los niños pobres del Perú; cobrando
un sol mensual como Presidente de la Asamblea Constituyente.
Ellos mandarán, … nosotros seguiremos gobernando.-
Haya introdujo la moral en la política, por lo que dijo “Y eso no lo
harán jamás quienes van al poder sin título moral, quienes carecen de la
honradez de una inspiración superior, quienes capturan el Estado como botín de
revancha. Ellos mandarán, pero nosotros seguiremos gobernando. Porque nosotros
continuamos educando, organizando y dando ejemplo”.
En tono de fraterna autocrítica decimos, el partido ya no educa ni
organiza ni da ejemplo; estos atributos hayistas se han dejado de lado y urge
retomarlos. Para algunos les “tranquiliza” el hecho de que los otros partidos
políticos están peor, pero, “mal de otros consuelo de tontos”. Es necesario
refundar el Hayismo con los valores que Haya impregnó en la política, hoy
venida a menos, es imprescindible iniciar una escuela de formación política y
ciudadana, solo así haremos que haya gobernabilidad democrática.
La misión del Aprismo.-
Precisó la verdadera tarea del Aprismo “Quienes han creído que la única
misión del aprismo era llegar a Palacio, están equivocados. A Palacio llega
cualquiera, porque el camino de Palacio se compra con oro o se conquista con
fusiles. Pero la misión del aprismo era llegar a la conciencia del pueblo antes
que llegar a Palacio”.
Siendo hayistamente severos tenemos que decirnos, ya no llegamos a la
conciencia del pueblo, hasta los apristas hemos perdido nuestra conciencia,
debido a que ya no hay fraternidad, ya no hay disciplina, ya no hay
desprendimiento, ya no hay escalafón de los mejores cuadros políticos y
técnicos, los candidatos no son previamente formados, evaluados, seleccionados,
sino, son otras las condiciones para serlo: tener dinero para el “marketing”,
ser socio de un caudillo, nos hemos olvidado del frente único de trabajadores
manuales e intelectuales, esencia moral, revolucionaria y social del aprismo a
recuperar urgentemente.
A la conciencia del pueblo.-
Con serenidad y sabiduría Víctor Raúl indicó “A la conciencia del pueblo
se llega, como hemos llegado nosotros, con la luz de una doctrina, con el
profundo amor de una causa de justicia, con el ejemplo glorioso del sacrificio…
¡Sólo cuando se llega al pueblo se gobierna: desde abajo o desde arriba! Y el
aprismo ha arraigado en la conciencia del pueblo. Por eso, mientras los que
conquistaron el mando con el oro o con el fusil, crean mandar desde Palacio,
nosotros continuaremos gobernado desde el pueblo”.
Otra realidad entristecedora es habernos alejado de la conciencia del
pueblo, ello se refleja en que hemos perdido liderazgo social en los diversos
sectores populares, juveniles, gremiales, vecinales y microempresariales, ya no
son apristas los dirigentes de tales organizaciones de la sociedad civil; es
indispensable elaborar y ejecutar un plan de reinserción hayista en esta nueva
y diversa sociedad peruana.
Esperar en la acción.-
Otra virtud de Víctor Raúl fue la perseverancia, de ahí nos dice
“¿Esperar? … Sí, esperar, pero no esperar en el descanso, en la pasividad, en
la falsa expectativa del que aguarda que las cosas vengan solas. Esperar en la
acción, esperar con la convicción total de que los rumbos del destino los
señalaremos nosotros”.
Sí, ciudadanos y ciudadanas, vayamos al rescate del Aprismo, y
recuperemos los valores que Haya le impregnó.
Beto Lajo
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