sábado, 7 de noviembre de 2015

Gestión pública y empresa


 
Estamos viviendo una época de revolución informática, globalización y economía social de mercado, esta nueva realidad viene produciendo cambios en el Estado, de ahí se plantea y es una necesidad impostergable la Reforma del Estado; también, en el Sector Privado, donde la empresa con su natural “afán de lucro”, está aprendiendo a coexistir con el innovador concepto de la Responsabilidad Social.
 
Los cuales están conllevando a inéditas transformaciones en el Mercado, escenario donde asisten los actores económicos, de un lado los productores y proveedores y del otro los consumidores y usuarios de bienes y servicios, en la que la “ley de la oferta y demanda”, ya no es absoluta, pues, gracias a la revolución científica y tecnológica, se está abriendo paso la “ley de la competitividad y productividad”.

Estos cambios, están replanteando las funciones del Sector Público y el rol del Sector Privado, obligando a la Sociedad Civil asumir un diferente y dinámico papel en la política como ciudadanos y en la economía como consumidores. Antes era el Estado la locomotora del progreso, el que daba empleo, hacía empresa y producía riqueza; ahora, es el sector privado, el motor del crecimiento, el que da trabajo, hace inversión y genera bienestar.

Entonces, cuál es la función del Estado? El de orientador, promotor y regulador, ello exige un nuevo tipo de Gestión Pública que, pensando en el pueblo y reconociendo el rol del capital en el desarrollo del país, propicie la actividad empresarial en general sin complejos y sin proclividades monopólicas ni mercantilistas, sobre todo, descentralista y con respeto del medio ambiente, derechos laborales, obligaciones tributarias e intereses nacionales.

Por lo tanto, las tareas primordiales del Estado, especialmente, de los Gobiernos de los tres niveles: el nacional, regional y locales son:

1.  Simplificación administrativa, haciendo que los trámites sean cada vez menos engorrosos (reducir requisitos), menos demorosos (reducir días) y menos onerosos (reducir costos).

2.  Orientar la inversión pública en alianza con la inversión no pública a proyectos y obras de infraestructura de saneamiento, productiva, comunicacional y energética.

3.  Alentar la iniciativa privada de los empresarios, estudiantes, profesionales, comunidades rurales y urbanas; otorgando garantías a la inversión nacional y extranjera.

4.  Mejorar la calidad de la educación y salud, por ser pilares del bienestar y desarrollo humanos, poniéndose metas con medición de resultados, a corto, mediano y largo plazos.

5.  Gestionar con participación, transparencia, honradez, capacidad y eficiencia, los recursos y atribuciones de las entidades públicas.

 

Un Estado, no estatista tampoco privatista, al servicio del ciudadano, fortalecedor de la competitividad e impulsor del mercado y del desarrollo en democracia con justicia social.
 
Beto Lajo

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