lunes, 15 de febrero de 2016

Fe, unión, disciplina y acción


Manuel Arévalo, mártir aprista de la democracia, la libertad y justicia social, es el creador de las palabras de orden del Aprismo: “FE, UNIÓN, DISCIPLINA Y ACCIÓN”, voz que brotó, no en una velada de bohemia ni de una clase de retórica abstracta, sino, como expresión consciente y colectiva, de una militancia mística, fraterna, doctrinaria y dinámica, que le dio al país, la estructuración del Primer Partido de las clases explotadas por el imperialismo y la oligarquía, por ende, de la Nación Peruana; de la aspiración de un pueblo, a quién Víctor Raúl -con su ejemplo de consecuencia, austeridad, pedagogía y activismo- rescató de la resignación vergonzosa, de la voracidad de los comerciantes de la política, y de la manipulación de los falsos revolucionarios. Dándole un objetivo, hacer realidad el Gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo; y una meta, hacer del Perú un país, libre, justo y culto.

Torturado y asesinado por la derecha antipatriota.-

Connotado dirigente sindical, líder de la resistencia aprista del norte, escogido por Haya de la Torre para la sucesión en la Jefatura del Partido Aprista, elegido congresista-constituyente en 1931 –al desatarse la feroz persecución del nerónico Sánchez Cerro, el 15 de febrero de 1932-, junto con los demás parlamentarios apristas, fue arbitrariamente desaforado y desterrado a Colombia, Panamá y Ecuador, de donde retornó clandestinamente en 1933. Años después, en el fragor de la lucha y debido a una traición (1937), los sicarios de la brigada política de la tiranía de Oscar R. Benavides, lo capturaron. Lo sometieron a las torturas más salvajes, le metieron los dedos de las manos a los goznes de una puerta, la cual al cerrarla le reventaron las falanges, en las noches lo llevaban a las históricas ruinas de Chan Chan, simulando un fusilamiento para amedrentarlo y le punzaban su cuerpo con las puntas de las bayonetas; a pesar de estas perversidades no le arrancaron ninguna delación de la organización partidaria ni del escondite del Jefe del Aprismo. En automóvil lo condujeron rumbo a Lima, en el sector de Colorado Chico, entre Huarmey y Pativilca, le aplicaron la “ley fuga”, lo asesinaron a sangre fría, el 15 de febrero de 1937.

La revelación de Haya.-

Víctor Raúl en Lima, el 22 de febrero (su cumpleaños) días después del martirologio de Arévalo, tuvo una revelación del mártir: “En sueños o en realidad, de súbito salí de mi cama y fui hasta la ventana… Aquella madrugada vi afuera perfectamente definida, la figura maltrecha del pobre Manuel Arévalo. Tenía los zapatos enlodados, la corbata en desorden, el traje azul oscuro con la traza de quien ha sido duramente maltratado. Fui sin vacilar a la puerta y la abrí. ‘¡Te mataron, Manuel! –le dije- ¿Cómo es la muerte? ¿Sufriste mucho?’ Él me miraba siempre con sus ojos tristes de mártir. Con su sonrisa melancólica y serena me respondió: ‘No hablemos de eso. Ya pasó…¡Ya pasó! Vengo a hablarte de ti, que estás vivo, y a decirte que no te pasará nada, nada. Puedes estar seguro. Me abrazó, como tantas veces me había abrazado, y partió. Yo volví a mi lecho. …Permanecí en mi guarida, lleno de confianza en el mensaje ultraterreno de Manuel. Y a las diez de aquella noche alguien vino a buscarme y me condujo a un lugar seguro… Después he estado en peligro de detención y de muerte infinitas veces. El anuncio de Arévalo, hasta ahora, se ha cumplido” (Historia del APRA de Percy Murillo Garaycochea, pág. 376).

Artífice de “Pueblo-Continente”.-

El libro cumbre “Pueblo Continente” del filósofo y amauta Antenor Orrego, fue mecanografiado por Manuel Arévalo, por eso la Ofrenda: “Se gestaron y nacieron estas páginas en un ambiente desgarrado de odio acerbo y de amor efusivo y radiante. El odio lo puso el despotismo que averguenza y oprime a mi Patria; el amor, un hijo humilde y grande del pueblo, inteligencia lúcida y bravo corazón de héroe que hizo a su país la noble ofrenda de su sangre. ¡Cuánta efusión fraternal prodigó Manuel Arévalo, el hermano mártir, al mecanografiar estas páginas que él comprendió y amó tanto, y que –sarcasmo del destino- no vería nunca publicadas! (Edición 1987, pág. 11). Éste extraordinario texto de filosofía genuinamente indoamericana, merece le rindamos un homenaje doctrinario y releerlo –a la luz del Siglo XXI- para ratificarnos en el rumbo hayista de edificar: un Estado Promotor de la Inversión pública y privada, Regulador Inteligente del Libre Mercado, y Defensor de los sectores socioeconómicos pobres y emergentes.

La lección de Manuel Arévalo.-

Antes de su martirologio, en una reunión partidaria pronunció: “Tengamos siempre presente que el secreto de nuestra fuerza radica en nuestra fe y en nuestro espíritu de sacrificio, en nuestra organización y en nuestra disciplina. Cada semana debemos decirnos a nosotros mismos: Lo que hice ayer es poco, hoy debo superarme. Sólo así salvaremos al Perú” (Víctor Raúl. El hombre del siglo XX de Roy Soto Rivera, t. I, pág. 337). Lección que debemos retomar teniendo en cuenta la realidad del siglo XXI, de democracia y libertad; diferente y superior a la realidad de opresión de los años de Arévalo. Los apristas de ayer, lucharon fuertemente y se sacrificaron ejemplarmente, y nos dejaron un partido orgánicamente sólido, políticamente popular y moralmente respetable; atributos que se hace indispensables recuperar, para plasmar los supremos ideales de Víctor Raúl Haya de la Torre.

Pilares del Aprismo.-

FE, UNIÓN, DISCIPLINA Y ACCIÓN, son los pilares del Hayismo, que le permitieron al Partido Aprista, al Partido del Pueblo, al Partido de la Izquierda Democrática, al Partido de la Democracia Social de Pan con Libertad –no de la socialdemocracia- concepto europeo y europeísta-, pervivir a las persecuciones, destierro y cárcel, estoicamente soportado por las compañeras y compañeros, en el período del sacrificio e inmolación y holocausto de la Gran Clandestinidad; por enarbolar –y jamás arriarlas- las banderas de libertad integral, solidaridad económica, democracia funcional ahora participativa, y justicia social. Pilares a rescatar para hacer del APRA nuevamente el Partido del Pueblo del Perú, el partido de la Integración de Indoamérica, y el partido Cantera de Líderes Políticos, Cuadros Técnicos y Conductores Institucionales que, con urgencia requiere nuestros pueblos.

c. MANUEL ARÉVALO            ¡PRESENTE!

 
Beto Lajo

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