jueves, 8 de octubre de 2015

Miguel Grau en la visión de dos Mollendinos


MIGUEL GRAU Y DOS MOLLENDINOS

Generalmente leemos y escuchamos del Héroe de Angamos, sus hazañas en la infausta Guerra del Pacífico en la defensa del mar peruano como del honor nacional, haciéndolo con destreza e inteligencia y caballerosidad sobre todo con verdadero patriotismo, mereciendo ser elegido como el Personaje del Milenio por el pueblo peruano, ante quién el “combativo, agudo y polémico” Manuel González Prada de “escritos incisivos” y de “crítica dura”, le colmó de reconocimiento veraz y elogios sinceros.

Libros de mollendinos.-

Confieso que dónde he leído la auténtica y completa historia de nuestro homenajeado, es en dos libros escritos por mollendinos: “Crónicas de Islay y Mollendo” del Médico Cirujano Mateo Francisco Velarde Herrera, y “En el Horizonte (La Historia del Caballero de los Mares)” del Ing. Civil Hernando Carpio Montoya, éste último ha investigado visitando los lugares relacionados al Héroe: Cartagena – Colombia (de dónde es su padre), Paita, Piura, Callao, Lima (Perú), Arica, Iquique, Antofagasta hasta Talcahuano (Chile), dónde está “el glorioso monitor Huáscar”.

La noticia de la captura del Huáscar.-

En el primer texto nos enteramos de la noticia dada en Londres y Nueva York, al día siguiente de la epopeya: “El 9 de octubre se transmitía desde Londres a Nueva York, la noticia de que el ‘Huáscar’ había sido capturado por los chilenos. En el ambiente del diario ‘New York Herald’ no se quiso creer tal noticia, a punto que solicitaron su ratificación a Londres y al darse cuenta del hecho, lo lamentaron profundamente. ‘Esta lamentable pérdida del Huáscar, gallardo buque peruano, es realmente increíble; había en él, lo que llamamos ‘buena suerte’, pero era sobre todo la habilidad y la destreza de quien lo manejaba, la razón para que este pequeño buque sea tenido entre los más famosos del mundo”. Agrega la nota: “Marinos hábiles hay en todas las marinas más poderosas del mundo, pero no tanto como los del ‘Huáscar’. Creo que fueron expresiones sinceras y justas las de ese diario, trascritas por ‘El Comercio’ de Lima el 1ro. de noviembre del mismo año (1879)” (pág. 72).

Conozcamos a Grau.-

En enero del 2011, en el Colegio de Ingenieros del Perú de Arequipa, asistí a la presentación del libro de Hernando Carpio Montoya, el mismo lo adquirí, lo leí y acabo de volverlo hacer en las partes resaltadas que hice. Ahí recién conocí y valoré mucho más la obra del insigne marino, de quién el autor nos dice: “Miguel Grau es en la historia peruana una figura de grandeza permanente, con mucho que decirnos en las diferentes facetas que tuvo su vida … fue un devoto esposo, amoroso padre, valiente soldado y además, un político honesto” (pág. 13).

Proclama desde Islay.-

Nos revela el rechazo de Grau al Golpe de Estado de los coroneles hermanos Gutiérrez en contra del presidente José Balta y para impedir el triunfo electoral de José Pardo: “El veintiséis de julio (1872) arribó Grau al puerto de Islay, donde difundió el pronunciamiento … dirigido a las autoridades políticas, judiciales y municipales de los departamentos del sur: Al ver así las leyes ensartadas en la bayoneta del soldado, al ver atropellados todos los poderes de la República, al ver amenazados los más sagrados derechos del ciudadano y al ver, en fin, envilecido y escarnecido lo más sagrado entre los pueblos cultos y herida de muerte la patria, la Marina Nacional, que siempre ha dado muchas pruebas de patriotismo y abnegación por el orden y sostenimiento de las instituciones. (…) La Armada ha rechazado indignada la invitación que se le hizo para secundar la consumación de tan horrendo atentado, y, enarbolando el estandarte de la ley, ha protestado en masas de tan inaudito y escandaloso crimen, no reconociendo otro caudillo que la Constitución (pág. 159).

Diputado por Paita en 1876.-

Asimismo narra la militancia política en el Partido Civil y su actuación como congresista: “El ambiente parlamentario le resultaba extraño; los diálogos fatuos y superfluos lo aburrían. La delicadeza de los modales y la retórica de los discursos le irritaban”; seguimos leyendo: “Sus colegas (congresistas) presumían de ser expertos en todo, y sus propuestas lindaban muchas veces con el absurdo… Él (Grau) siempre había sido claro, directo y conciso con sus superiores y subalternos… Ahora comprendía la razón por la que el país estaba como estaba y pidió a Dios que le concediere paciencia para esta nueva experiencia en su vida” (págs. 168 y 169). Al parecer la apreciación de Grau respecto al Congreso de la República no ha variado significativamente.

El mejor homenaje.-

A Miguel Grau, no solo hay que conocerlo y hablar bien de él, sino, hay que seguir su ejemplo de militar constitucionalista, de político honesto y de peruano patriota, así sí le haremos un buen homenaje.