domingo, 29 de noviembre de 2015

El rumbo de la economía argentina bajo el kirchnerismo

 
 
Foto de Anibal Cobos.
 
Hasta los enemigos rabiosos de la dinastía kirchner reconocen que el panorama general de Argentina está mucho mejor que el país ensombrecido y caótico que recibió el 2001 del radicalismo de Menem y De La Rúa.
La gran crisis de esos años alcanzó picos de desastre con las devaluaciones incontenibles, el endeudamiento galopante, la recesión y los “cacerolazos”. El caos y la tragedia juntos. La ruina total manifestada en el grito sin apelaciones de las calles: “¡que se vayan todos!”. Crisis que liquidó al gobierno De La Rúa y lo obligó a renunciar. Es decir, la crisis no sólo fue económica fue social y política. Argentina vivió una gran desestabilización y acefalía con el partido de M. Macri, la UCR. Dígase de paso.
Hay una nota interesante de lo que consiguió esta pareja en la casa rosada:
 
“A partir del ascenso al poder de Néstor kirchner el país vivirá un proceso muy dinámico de crecimiento económico. Durante ese período el PIB crecerá a una tasa anual del orden de 8 a 9% y tendrá lugar un proceso de reindustrialización encabezado por la industria automotriz (25% medio anual de crecimiento salvo crisis de 2009) y su creciente integración con la de Brasil. En el frente internacional habrá un gran desendeudamiento externo y un elevamiento muy grande de las exportaciones y la de capacidad de importación. El desempleo descenderá muy rápidamente a tasas de 5% anual durante los primeros años,11 con fuerte elevamiento del salario, sobre todo después de 2005. La expansión se apoyará en el ahorro nacional en conjunción con el aumento de la capacidad fiscal, regulatoria y de gasto social del Estado y el restablecimiento de la rentabilidad y la inversión de la empresa nacional. Aunque a nivel relativamente más modesto y tardío, también habrá significativas mejoras de la productividad del trabajo y el impulso a la ciencia, la educación y la tecnología como puede verse en la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología (RICYT, 2010).
También habrá una gran mejoría de los principales indicadores sociales como empleo y reducción del desempleo y la indigencia, con logros también muy importantes en seguridad social, educación o salud, y bastante menos en vivienda, donde no se lograron fuertes avances en abatir el gran rezago habitacional. El mejoramiento de la gran mayoría de los indicadores sociales, aparte de su significado en términos inclusión social, tuvo también un importante efecto sobre el consumo popular y la ampliación del mercado interno, el que crecerá rápidamente en conjunción con el auge exportador” 

- Alejandro Dabat Investigador Titular del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM -

Carlos Rodríguez E.