Efemérides - Bertolt Brecht

Quizás muchos lo saben, pero pocos lo declaran: Bertolt Brecht, el hombre nacido en Augsburgo, al sur de Alemania, el 10 de febrero de 1898,  es, sin duda, el dramaturgo extranjero más representado en el Perú, más que Lope de Vega o Calderón de la Barca, figuras históricas del teatro clásico en castellano.

Y es que el viejo alemán fue un poeta, cuentista, novelista  y hombre de teatro, esencialmente, que cautivó al espectador latinoamericano, tan cercano al ritual, el símbolo y el destino hecho por uno mismo.   

Las historias que sintetizaron piezas teatrales magistrales como “La ópera de los tres centavos” (1928), “Los fusiles de la señora Carrar” (1937), “La vida de Galileo (1938) y “Madre Coraje y sus hijos” (1939), nos dan una idea cabal de la fuerza e integridad teatral de Brecht. 

Su teatro fue de ideas y símbolos, de una fuerza épica espartana sin igual, que revelaban críticamente las señas de identidad de la naturaleza humana en sí misma,  en sus más clamorosas contradicciones y consecuencias.

Brecht representó el teatro crítico, humano y estético, luchador y soñador a su manera. Un genio de la escena en el siglo XX.

El impacto en el Perú empezó  a fines de los años 60, pero especialmente en los politizados y cuestionadores (por momentos virulentos) años 70 y 80. Sin el aporte de Brecht no se entiende un teatro de distanciamiento crítico de la realidad, pero tampoco un teatro declaradamente humano y estético al mismo tiempo.

Brecht, que hoy cumpliría 118 años, murió el 14 de agosto de1956, en Berlín, en la República Democrática Alemana (RDA), en plena “Guerra Fría”. El joven enfermero de la Primera Guerra Mundial llegaría a la inmortalidad por sus piezas teatrales, esas hermosas alegorías que llenaron nuestras miradas y pensamientos de energía y lucidez.

AHORA VIENEN POR MI…


”Primero se llevaron a los judíos... pero como yo no era judío, no me importó. 
Después se llevaron a las comunistas, pero como yo no era comunista, tampoco me importó.
Luego se llevaron a los obreros, pero como yo no era obrero tampoco me importó. 
Mas tarde se llevaron a los intelectuales, pero como yo no era intelectual tampoco me importó. 
Después siguieron con los curas, pero como yo no era cura, tampoco me importó. 
Ahora vienen por mí, pero ya es demasiado tarde".