Es prerrogativa de los grandes artistas que su obra no sufra los rigores del tiempo y ese es, por supuesto, el caso de Quino: su emblemático personaje Mafalda y, sobre todo, el resto de sus dibujos durante años no solo nos han arrancado una sonrisa o una franca carcajada a los habitantes de este planeta sino que también nos han hecho reflexionar con profundidad sobre las virtudes y los errores que nos caracterizan como sociedad.
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